
La primera bolsa de la que se tiene conocimiento es la de Amberes (Bélgica) sobre el año 1460, siendo la segunda, la Bolsa de Ámsterdam (Holanda), a principios del siglo XVII, cuando la ciudad era un gran centro comercial a nivel mundial, realizándose verdadera especulación con productos como los tulipanes.

En el año 1602 se fundó la Bolsa de Valores de Ámsterdam, propiedad de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales, operando con intercambios en forma de acciones y bonos, por lo que actualmente se considera la más antigua del mundo.
La Bolsa de Ámsterdam se convirtió en el mercado financiero más importante global en cuanto a los negocios de los productos llegados de las colonias, llegando a marcar tendencia en esos tiempos, al publicar semanalmente un “boletín” que se utilizaba como referente a la hora de ejecutar las órdenes de compra-venta.
Posteriormente el modelo de bolsa fue adaptándose a los tiempos, ya por el siglo XVIII tras la revolución francesa la clase burguesa encontró especial interés en el capitalismo dejando atrás el sistema económico de la época feudal.
En 1801 se funda la London Stock Exchange en Londres (Inglaterra) que se convierte en la más importante bolsa de valores del momento, relevando a la de Ámsterdam.
La palabra Bolsa se origina en la ciudad de Brujas.
Fue la familia noble Van Der Buërse la que en un edificio de su propiedad facilitaba encuentros y reuniones de carácter mercantil, realizándose importantes transacciones y negocios, por lo que el público de la zona le llamó al edificio Buërse o (Bolsa).
Tras los años de esplendor de la ciudad de Brujas en los siglos XIII y XIV y los posteriores de Ámsterdam y Londres, actualmente existen múltiples bolsas repartidas por todo el mundo.
BOLSA DE MADRID
Desde la creación de la Bolsa en 1831 y hasta la inauguración del actual Palacio de la Bolsa en 1893, el mercado bursátil recorrió diversos lugares céntricos de Madrid. La primera sede de la Bolsa de Madrid se sitúa en la Plazuela del Angel, esquina a la calle Carretas.
En 1832 se traslada a la Casa de Filipinas, también cerca de la calle Carretas. En 1841 pasa al Claustro del Convento de San Martín y en 1846 al Monasterio de las Monjas Bernardas, en la calle de Alcalá. Sólo un año más tarde se vuelve a trasladar al Convento de los Basilios, en la calle Desengaño. En 1875 se emplazó en el edificio de la Aduana Vieja, en lo que se denominó la Plaza de la Bolsa.
La Reina Regente Mª Cristina inauguró el Palacio de la Bolsa de Madrid el 7 de Mayo de 1893.
En 1878 se comienza a construir el que luego sería el Palacio de la Bolsa. El Estado cede un solar, que tiene forma de piano invertido, en la Plaza de la Lealtad.

La financiación de la construcción del Palacio pasa por recaudar las 200.000 primeras pesetas por la cuota de entrada al edificio de la de la Bolsa hasta la emisión de obligaciones, en dos tramos, por valor de 3.000.000 pts.
La construcción del Palacio, destinado a ser la sede oficial de la institución bursátil, fue encargada al arquitecto D. Enrique Mª de Repullés y Vargas, que ganó el concurso de adjudicación con el lema “Sin Paz no es posible el Comercio”.
El arquitecto, era hijo de un agente de cambio y bolsa y, por lo tanto, conocedor de la atmósfera de estrés y nerviosismo que se respiraba en los parqués, así como las necesidades para acoger la actividad bursátil. Es por lo que, además de darle una forma basilical a la nave principal de contratación, ya que pretendía que al edificio se le considerara como el ‘templo de la economía’, quiso dotarle de una amplia entrada de luz natural, fijando una amplia superficie del techo con vidrio.
Al ser el vidrio muy pesado, Repullés no consideró apropiadas las guías de madera que solían utilizarse como sujeción. Entonces, prestó su atención en la construcción de la ‘Torre Eiffel’, sustituyendo la madera por el hierro. La construcción se finaliza después de 15 años.
Desde la creación de la Bolsa en 1831 y hasta la inauguración del actual Palacio de la Bolsa en 1893, el mercado bursátil recorrió diversos lugares céntricos de Madrid. La primera sede de la Bolsa de Madrid se sitúa en la Plazuela del Angel, esquina a la calle Carretas.
En 1832 se traslada a la Casa de Filipinas, también cerca de la calle Carretas. En 1841 pasa al Claustro del Convento de San Martín y en 1846 al Monasterio de las Monjas Bernardas, en la calle de Alcalá. Sólo un año más tarde se vuelve a trasladar al Convento de los Basilios, en la calle Desengaño. En 1875 se emplazó en el edificio de la Aduana Vieja, en lo que se denominó la Plaza de la Bolsa.
La Reina Regente Mª Cristina inauguró el Palacio de la Bolsa de Madrid el 7 de Mayo de 1893.
En 1878 se comienza a construir el que luego sería el Palacio de la Bolsa. El Estado cede un solar, que tiene forma de piano invertido, en la Plaza de la Lealtad.

La financiación de la construcción del Palacio pasa por recaudar las 200.000 primeras pesetas por la cuota de entrada al edificio de la Bolsa hasta la emisión de obligaciones, en dos tramos, por valor de 3.000.000 pts.
La construcción del Palacio, destinado a ser la sede oficial de la institución bursátil, fue encargada al arquitecto D. Enrique Mª de Repullés y Vargas, que ganó el concurso de adjudicación con el lema “Sin Paz no es posible el Comercio”.
El arquitecto, era hijo de un agente de cambio y bolsa y, por lo tanto, conocedor de la atmósfera de estrés y nerviosismo que se respiraba en los parqués, así como las necesidades para acoger la actividad bursátil. Es por lo que, además de darle una forma basilical a la nave principal de contratación, ya que pretendía que al edificio se le considerara como el ‘templo de la economía’, quiso dotarle de una amplia entrada de luz natural, fijando una amplia superficie del techo con vidrio.
Al ser el vidrio muy pesado, Repullés no consideró apropiadas las guías de madera que solían utilizarse como sujeción. Entonces, prestó su atención en la construcción de la ‘Torre Eiffel’, sustituyendo la madera por el hierro. La construcción se finaliza después de 15 años.
Hay un motivo decorativo que se repite en todo el Palacio: el caduceo. “El caduceo es el cetro de Mercurio, el dios del comercio para los romanos”. En la parte inferior muestra dos serpientes entrecruzadas, que representan la oferta y la demanda. En la parte superior, pueden apreciarse un par de alas, las alas de Mercurio, que representan la agilidad a la hora de tomar decisiones en Bolsa. En el centro hay varios elementos, como unas cuernas de la fortuna, que desprenden monedas y billetes.

Los elementos masónicos también aparecen representados en numerosos espacios del edificio.
Luis Taverner es el autor de las pinturas. En los frescos que presiden el techo de la sala del parqué se encuentran representadas las provincias españolas con sus principales virtudes. Y, entre ellas, en un lugar privilegiado, Cuba y Filipinas, las dos provincias de ultramar que España perdió en 1898.
Además de la sala principal, conocida como ‘el parqué’, existe un Salón de los Pasos Perdidos. Se trata de una sala, en la planta superior, cuyo pavimento estaba cubierto por alfombras para amortiguar el sonido. Anexo a este salón se encuentra el Salón de los Fumadores, cuyas ventanas daban a la calle, y por las que se escapaba el humo de los cigarros apurados por los estresados operadores de cambio y Bolsa. Este humo salía en tales cantidades, que en alguna ocasión los transeúntes creyeron espantados que el edificio se encontraba en llamas.
En el parqué, llama la atención el reloj situado en lo alto de una columna. Se trata de una reproducción exacta del que existe en la Bolsa de Ámsterdam, la primera bolsa europea. Está presidido en su parte superior por cuatro esferas. Tres de ellas son relojes, y la cuarta es un barómetro. Hace años, un trabajador de la casa se encontraba limpiando el mecanismo, con tan mala suerte de que se le cayó y rompió. La aguja del barómetro, desde entonces, apunta siempre a la posición de variable. Y así se quedó, hasta hoy, simbolizando el carácter de las inversiones bursátiles.
Hoy, el carácter del edificio es meramente simbólico. En su interior, los paneles luminosos siguen mostrando la información bursátil actualizada al instante, y las cadenas de televisión nacionales hacen conexiones con su corresponsal, dentro del Palacio de la Bolsa, para informar de las subidas y bajadas de los principales valores del parqué.
